jueves, 23 de mayo de 2013

¿Cómo afectan los cabezazos al cerebro?

"La pelota se mueve de acá para allá, la pelota viene y va. Si el conductor, el jugador, se caracteriza por su exceso de habilidad, la pelota puede rebotar inocente por varios puntos del cuerpo sin tocar el piso. La cabeza es el lugar preferido de algunos genios para retener y hacer saltar al esférico. Sin embargo, los cabezazos podrían atentar contra el nivel cognitivo.
Anne Sereno, científica neuronal, fue quien se preguntó: ¿Lo contactos frecuentes entre la cabeza y el balón pueden causar disfunciones cognitivas o daños cerebrales? En clave de respuesta, junto con su equipo de la Universidad de Texas, desarrolló una aplicación de i-Pad para comparar la velocidad de respuesta entre estudiantes secundarias que jugaran al fútbol y otras que no.
La investigadora reclutó a 12 jugadoras y a otras 12 estudiantes que no practicaban deportes de contacto de entre 15 y 18 años. La idea era que el primer grupo interactuara con la pelota, se desempeñara durante un tiempo sin interrupciones como para simular una situación de juego real. En este sentido, tampoco se contaron el número de cabezazos como para no interferir con el natural desarrollo del partido.
El programa utilizado, que sólo se valía de un centro y varios cuadrados, calificó el tiempo que demoraban los movimientos voluntarios e involuntarios de las postulantes (el funcionamiento de ambos reflejos depende de la actividad del lóbulo frontal) inmediatamente después de jugar. o hubo diferencias en cuanto a las respuestas involuntarias -explicó Sereno en las conclusiones-, pero los cambios se notaron en aquellas reacciones que dependían de determinadas funciones cognitivas propias del lóbulo frontal”. Si bien los especialistas se encargan de recalcar que es un estudio particular centrado en adolescentes que juegan al fútbol, también remarcan que quienes cabecearon la pelota demostraron menor velocidad de réplica voluntaria a la hora de ser sometidas a la prueba.
Según esta investigación, incluso los golpes suaves al balón con la frente y/o cabeza pueden alterar, aunque sea temporalmente, la sapiencia del jugador. La validez del trabajo que desarrolló Anne Sereno no se extiende mucho en el tiempo: todavía no se conoce el impacto que pueden generar a largo plazo o si se trata de un efecto acumulativo. Por el momento, estos resultados se suman a la corriente de investigaciones sobre traumas deportivos a la espera de otra investigación que compruebe detrimentos en el funcionamiento del cuerpo con el paso del tiempo.
Para dejar de cabecear, o temer ante sus posibles efectos adversos, habrá que esperar. Mientras tanto, sigamos jugando con naturalidad.
Algunos aspectos a tener en cuenta
Prácticamente todos los deportes suponen un riesgo, mayor o menos de acuerdo a la disciplina, de tener algún golpe o trauma eventual en la cabeza. En caso de jugar al fútbol, tampoco hay que impactar la pelota con casco (a menos que seas Petr Cech), pero es importante usar la cabeza como corresponde para cumplir con los siguientes puntos:
· Perderle el miedo a la pelota: ir en busca del esférico y no esperar a que impacte contra el bocho es una medida a considerar para reducir la dureza del impacto;
· Coordinación: el cabezazo es un movimiento conjunto de cabeza, torso y brazos. Hay que aprender a utilizar toda la parte superior y la inclinación del cuerpo para mejorar el golpe. Es preferible eso a concentrar toda la fuerza en un movimiento de cuello que no sólo es menos efectivo, sino que también puede resultar perjudicial;
· Zona de impacto: el punto de mejor control para un buen cabezazo es hacia los costados de la frente."

~Rick

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